La comunicación marca nuestro día a día, tanto que en ocasiones recibimos tal cantidad de mensajes que apenas conseguimos retener alguno. En un mundo en el que la sobreinformación es una realidad, destacar entre la multitud supone todo un reto.
En el caso de una empresa, la imagen de marca que ésta proyecte es determinante para que el público la recuerde o, por el contrario, pase desapercibida.
¿Qué es exactamente la imagen de marca?
La imagen de marca es la percepción que el público tiene de una empresa. Hace referencia a todos aquellos aspectos que construyen una identidad, incluyendo, el diseño, el contenido, las emociones que se proyectan y el recuerdo que genera en el consumidor.
Se trata de ofrecer un valor añadido que nos haga únicos y hacerlo llegar al cliente. De este modo nos posicionaremos en su mente y nos recordará frente a la competencia. Lograr esa conexión con el público es determinante para conseguir que nos elijan en un primer momento y que, además, vuelvan a confiar en nosotros en el futuro.
¿Cómo lograr una imagen de marca adecuada?
Un aspecto fundamental a la hora de crear una imagen de marca adecuada es seguir una estrategia de ‘branding’ coherente. Es decir, aquello que la empresa quiere transmitir tiene que estar relacionado necesariamente con el sentimiento que despierta en el receptor.
Una imagen de marca coherente es determinante para lograr la fidelización, mientras que una inconsistente puede dificultar el desarrollo adecuado de una empresa.
El componente visual es un factor clave a la hora de transmitir nuestra imagen de marca. Todos los elementos gráficos y de diseño como el logotipo, la página web o las tarjetas de visita tienen que ser capaces de desprender esa personalidad.
Definir nuestra imagen va más allá de gustos o estilos, ya que ésta debe reflejar la esencia y los valores de la empresa. Además no podemos olvidar que ha de seguirse una estética homogénea, es decir, elementos como los colores o la tipografía tienen que ser siempre iguales independientemente del medio o del soporte en el que aparezcan.
Cómo nos comunicamos con el púbico también influye a la hora construir nuestra imagen de marca. Por ejemplo, si nos decantamos por un tono desenfadado en las redes sociales, no podemos optar por uno demasiado formal en las newsletters. Se trata de lograr un estilo representativo y mantenerlo siempre.
A pesar de estar relacionada con aspectos tan subjetivos como la percepción que los demás tienen de nosotros, lograr una buena imagen de marca es posible. Aplicar una estrategia coherente en cada una de las acciones de la empresa puede suponer demasiado tiempo y esfuerzo, pero seguro que se traducirá en grandes resultados en el futuro.